Persépolis

Impuestos y beneficios del comercio

En menos de veinte años Ciro II consiguió unificar un imperio de una extensión nunca conocida hasta entonces. No obstante, los persas fracasaron ante las ciudades-estado griegas. Darío, yerno de Ciro y segundo monarca del imperio tras la muerte de su fundador, sufrió en el año 490 una derrota en Maratón. Su hijo Jerjes venció en el 480 a los espartanos en las Termópilas, pero en el mismo año perdió la batalla marítima de Salamina. El hecho de que mandase incendiar la Acrópolis de Atenas convirtió a los griegos en acérrimos enemigos de los persas. Pese a ello, el Imperio persa estaba consolidado internamente. Ciro fundó en su provincia natal, Fars, la capital Pasargada. La administración estaba bien organizada: cada provincia tenía un gobernador llamado sátrapa, que como representante del rey disponía de amplios poderes. Los pueblos conquistados debían pagar un tributo anual, lo que junto con el comercio fue la base de la riqueza de la que gozaron los aqueménidas.

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