Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del Norte de España
Incomprensión infundada Cuando en 1880 el abogado santanderino comunicó sus descubrimientos a los especialistas procedentes de toda Europa asistentes al Congreso Arqueológico de Lisboa, topó contra un muro de incomprensión, ya que no podían explicarse el hecho de que hubiera explorado la cueva durante varios años sin haber visto antes las pinturas. Fue acusado de haber realizado una burda falsificación y se negaron rotundamente a discutir su informe. Los especialistas dictaminaron unánimemente que el hombre prehistórico era incapaz de haber pintado tan gran número de pinturas y que se hallaran en perfecto estado de conservación. Así pues, el marqués de Sautuola, en lugar de obtener la admiración y reconocimiento por el hallazgo efectuado, fue injustamente condenado como estafador.
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